jueves, 17 de octubre de 2019

Lago Como


“Antes de entrar en una pelea asegúrate de estar dispuesto de no parar hasta vencer o morir, no vaya a ser que acabes rindiéndote después de haberte llevado un montón de palos”… pues bien, hoy no he seguido esa máxima y he luchado contra las carreteras italianas durante más de dos horas hasta que, desesperado, no he tenido más remedio que pillar autopista. Diréis que soy un tacaño pero no es sólo eso, que también, ni el cuento de ver paisajes más bonitos. En este caso es que les había “dejado a deber” unos eurillos en un peaje a esta gente en el camino de ida y temía que mi matrícula saliera por algún lado y me pillaran. Al final me he librado. 



Por lo demás el Lago Como  es magnífico, tanto el paisaje natural como el creado por el hombre. Para costearlo te tiras también un montón de tiempo en el coche pero esta vez no cansa, te quedas con ganas de más. El resto del día coche y más coche (después de Turín pudimos dejar la autopista sin perdernos) hasta llegar a Briançon  en Francia. Un pueblo bonito rodeado de grandes montañas nevadas.

Por cierto, justo después de pasar la frontera me ha parado la policía francesa y me han pedido los papeles. Estaba seguro que era por llevar un faro fundido y pensaba hacerme el tonto. Pero no. Me dijo que si había bebido o me había fumado algo. Tere escondió la botella de vodka y ya está. Je je je… me parece que el tipo quería vacilar un poquito con una compañera jovencilla y novata, haciendo como si le enseñara.

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