lunes, 23 de marzo de 2020

Quédate en casa joder!

 
Pues llegaba el momento, estábamos en puertas de empezar nuestro gran proyecto (menos de 2 meses) y… cataplam… carajazo por todo lo alto. El puñetero coronavirus y sus aliados (la brutal incompetencia de los dirigentes occidentales) nos dejan en dique seco.
Está claro que es el momento de atrincherarnos en la cueva y esperar que pase el chaparrón por nuestra propia seguridad y la de los demás. Todos tenemos que aportar y ayudar en lo que podamos.
Lo que no tengo claro es que mundo nos vamos a encontrar los viajeros cuando todo pase. Estábamos en un momento en el que muchos países habían relajado las fronteras, eliminado visados, abierto sus puertas al mundo. Mucho me temo que, tras el aislamiento que se está produciendo ahora, tardaremos en volver a esa situación. Y no olvidemos que España se ha convertido en un país tóxico. Somos sinónimo (junto a Italia y ya veremos cuantos más de nuestro “maravilloso” occidente) de caos, catástrofe y peligro.
En un principio habíamos pensado saltarnos China, después nos preocupaba Corea pero desde primeros de marzo me veía venir que el gran problema seríamos nosotros y así ha sido. Por suerte hemos podido cancelar algunas reservas (alojamiento, alquiler de coche, vuelos) que teníamos sin perder mucho dinero.
¿Y ahora qué? Pues como he dicho esperar a que pase el “bicho” y adaptarnos a las circunstancias. Cambiar fechas y probablemente dividir el viaje en varios para poder llevar mejor los temas burocráticos y evitar los fenómenos climáticos (monzones, tifones, inviernos fríos, huracanes,…) que te pueden complicar el viaje. Y desde luego no rendirnos y tirar palante cuando sea posible. Sin prisa pero sin pausa.



domingo, 15 de diciembre de 2019

Bar Mitzva en el Kotel

Paseo por la Ciudad Vieja de Jerusalem

Israel


25 de diciembre de 2007, once de la noche, cogemos un avión de El-Al al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv. Un viaje al que le tenía muchas ganas y que gracias a Tere pudimos hacer.
Un viaje a un país muy especial y muy atacado por muchos. De hecho es el único país al que se le niega sistemáticamente el derecho a la existencia. En los últimos cien años, y en la actualidad, son muchos los regímenes que han levantado rechazo e incluso odio con más o menos motivos pero SIEMPRE se ha distinguido entre el gobierno, rey, dictador,… y el pueblo, el país. Nadie niega el derecho a existir de Corea del Norte, USA, Arabia Saudí, Alemania,… no es así en el caso de Israel. Es habitual boicotear un acto cultural, artístico o festivo si su protagonista es israelí (judío, hablemos claro) aunque esa persona sea crítica con el gobierno de su país y sus políticas. No importa, si es israelí es culpable, de lo que sea. 

Antes de ir un amigo israelí me advirtió “no esperes encontrar otra cosa que un país normal, con cosas buenas y malas, con gente buena y mala, y eso es lo que encontré. Y eso es lo que encontramos, un país más, igual que otros muchos y diferente a cualquier otro. Como cualquier otro. Y lo disfrutamos.


lunes, 9 de diciembre de 2019

La primera aventura


Nuestra primera aventura juntos se remonta a diciembre de 1983. Acabábamos de casarnos y, tras celebrarlos solos con una buena comilona, agarramos nuestro R12 y nos lanzamos a la carretera.
Siguiendo el sentido contrario a las manecillas del reloj fuimos recorriendo España. Almería, Alicante, Tarragona, Zaragoza, Logroño, Santillana del Mar, Oviedo, Villagarcía de Arosa, Sevilla, …fueron algunas de las etapas. Nos encontramos con amigos, disfrutamos con paisajes maravillosos, comimos y bebimos en abundancia, pasamos frío y nos mojamos con la lluvia, conocimos lugares que entonces nos parecían lejanos, y le echamos muchas horas de conducir por carreteras muy distintas a las actuales (nunca olvidaré algunos tramos de tierra durante la noche para llegar a Almería ni el puerto de Béjar en la ruta de la Plata)). 

 No había blogs, no existía Internet ni GPS, las reservas eran para las películas. Así que con un mapa de carreteras y la guía Michelín para orientarte hacías el avío.
Desde luego fue lo menos parecido al típico viaje de novios pero nos lo pasamos en grande y ¡cómo nos reímos!

Álbum 

domingo, 1 de diciembre de 2019

Río Guadiaro


Hemos completado hace unos días el recorrido del río Guadiaro desde Ronda hasta su desembocadura junto al puerto de Sotogrande. Han sido varias etapas hasta Benaoján, Jimera de Libar, el Cañón de las Buitreras, El Colmenar, San Pablo de Buceite, San Martín del Tesorillo,… la mayoría de ellas haciendo el recorrido de ida y vuelta. Hemos andado, nadado, paleado en kayak,… hemos pasado frío y calor, nos hemos tragado cuestas “parriba” y “pabajo” que te dejan con la lengua fuera y las rodillas temblando. Pero siempre nos hemos divertido y disfrutado de una naturaleza espectacular y unas vistas que quitan el hipo.


El río siempre cerca, la vía del tren (ese tren que funciona cuando les parece oportuno a los que tan sabiamente dirigen nuestro país, no podemos olvidar que han colocado aquí los que desecharon en Extremadura por obsoletos) como referencia, las montañas a ambos lados del camino, pueblos acostados en las laderas, estaciones de un pueblo que pertenecen a otro, la Cueva del Gato, el Tajo de Ronda, las centrales eléctricas, el Puente de los Alemanes, vacas, cabras y ovejas, siempre los buitres sobrevolándonos, poblados abandonados donde se grabaron películas, campos de naranjos, acequías, enormes tuberías que bajan la ladera, carriles y senderos, vegetación que te corta el paso, puentes colgantes, vallas que hay que saltar, rápidos por los que tirarte sin saber cómo vas a terminar entre tanta piedra y tanta corriente, y al final un mar embravecido que te manda el kayak a donde le da la gana y te obliga a apretar los dientes para llegar a puerto. Una maravilla



Islas Maldivas


Un añito después de Egipto vinieron las Maldivas. Empezamos pensando en ir unos días a Cabo de Gata pero la cosa fue enredándose y nos fuimos una mijilla más lejos.
Vuelo de 12 horas con escala en Bahrein (una calor de morirte en las pistas de un aeropuerto lleno de oros y donde rifaban Mercedes y Testarrosas). 



Llegamos al aeropuerto que ocupaba toda una isla junto a Male (la capital) y desde allí cogimos un hidroavión que nos dejó sobre un madero que flotaba cerca de Kuramathi, nuestro destino. Una isla pequeñita (1 x 0,5 kms) toda cubierta de jungla y caminos de tierra que conectaban las cabañas desperdigadas con otras más grandes que hacían de recepción y restaurante.

Fueron un puñado de días maravillosos rodeados de iguanas, zorros voladores, delfines, tiburones, mantas y todo tipo de peces a cual más espectacular. Calor y sol que se alternaban con calor y tormentas que descargaban agua caliente. Mucha playa, mucho snorkel, mucho submarinismo, mucho comer y beber,… mucho relax sin oír un motor ni ponerte ni siquiera unas chanclas. El paraíso.