Hemos completado hace unos días
el recorrido del río Guadiaro desde Ronda hasta su desembocadura junto al
puerto de Sotogrande. Han sido varias etapas hasta Benaoján, Jimera de Libar,
el Cañón de las Buitreras, El Colmenar, San Pablo de Buceite, San Martín del
Tesorillo,… la mayoría de ellas haciendo el recorrido de ida y vuelta. Hemos
andado, nadado, paleado en kayak,… hemos pasado frío y calor, nos hemos tragado
cuestas “parriba” y “pabajo” que te dejan con la lengua fuera y las rodillas
temblando. Pero siempre nos hemos divertido y disfrutado de una naturaleza
espectacular y unas vistas que quitan el hipo.
El río siempre cerca, la vía del
tren (ese tren que funciona cuando les parece oportuno a los que tan sabiamente
dirigen nuestro país, no podemos olvidar que han colocado aquí los que
desecharon en Extremadura por obsoletos) como referencia, las montañas a ambos
lados del camino, pueblos acostados en las laderas, estaciones de un pueblo que
pertenecen a otro, la Cueva
del Gato, el Tajo de Ronda, las centrales eléctricas, el Puente de los
Alemanes, vacas, cabras y ovejas, siempre los buitres sobrevolándonos, poblados
abandonados donde se grabaron películas, campos de naranjos, acequías, enormes
tuberías que bajan la ladera, carriles y senderos, vegetación que te corta el
paso, puentes colgantes, vallas que hay que saltar, rápidos por los que tirarte
sin saber cómo vas a terminar entre tanta piedra y tanta corriente, y al final
un mar embravecido que te manda el kayak a donde le da la gana y te obliga a
apretar los dientes para llegar a puerto. Una maravilla
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