Sábado 19: nos levantamos
tempranito y nos llevamos la sorpresa de que aún es de noche. Esto ya no es la
Europa del este y los usos horarios han cambiado. Nos acercamos dando un paseo
hasta la Ciudad Medieval y aquí llega la segunda sorpresa. No hay donde
desayunar, todo está cerrado todavía. Así que hacemos tiempo visitando la
catedral.
Cuando por fin podemos desayunar
continuamos recorriendo Carcasona. Las murallas son impresionantes, te entran
ganas de pillar el escudo y la espada y lanzarte a por ella. Es un paseo
espectacular. El interior queda un poco disminuido ante la grandeza de las
murallas pero no por eso deja de merecer la pena.
Una vez terminada la visita
cogemos nuevamente el coche, y nuevamente evitando peajes, tiramos hacia los
Pirineos y el Valle de Arán donde descansaremos un par de días con la familia.
Domingo 20: me levanto, después de
una buena cena con Juan y Gloria, tras ONCE HORAS durmiendo… ¡Qué
maravilla! Además el día está lluvioso y
frío, sin wifi ni apenas datos, así que toca descansar. Nada de buscar rutas,
ver lugares, calcular ni planificar. ¡Ya iba siendo hora de un día así!
Mañana tiraremos para Barcelona a
pasar unos días con los “herederos” y poner orden. Para eso las trece barras de
mi camiseta abren todas las puertas y derriban todas las murallas.
Lunes 21: tiramos tempranito para Barcelona con 5 grados y una niebla que nos acompaña hasta cerca de Lleida. En cualquier caso la carretera tranquila y sin ningún incidente. Incluso llego fácil a casa de mi hijo a pesar de no poder usar el GPS.
Ahora quedan unos días de descanso y vida familiar.
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