Durante la década de los noventa
estos países que estoy visitando se vieron inmersos en una serie de guerras que
se conocen como Las Guerras Yugoslavas . Como suele suceder la opinión pública
occidental se dejó llevar por la visión fácil estilo Disney y rápidamente
colocó las correspondientes etiquetas a cada bando, sobre todo a los “malos
malísimos” serbios. No se quiso ver la culpabilidad de aquellos que desde fuera
alentaron el conflicto (Alemania para extender su influencia en Croacia, USA
para darle la puntilla al comunismo) sin importarles una mierda el sufrimiento
que se iba a desencadenar. Cosas muy parecidas hemos visto después con las
“primaveras árabes”, Ucrania, Hong Kong,… y ya sabemos como han acabado algunas
y como se ve venir la resolución de la última. Queda muy bonito pregonar la
democracia para abrir mercados y contentar a bienpensantes pero las
consecuencias las pagan siempre los mismos, la gente normal que vive sobre el
terreno y que, en muchos casos, antes llevaban una existencia moderadamente
feliz.
De los tres países que llevo
recorridos cada uno ha superado la guerra a su manera: en Eslovenia parece que
nunca hubiera sucedido (quizás porque fue poco cruenta y duró poco), en Croacia
la llevan con el orgullo de los vencedores ( me recuerda a la actitud de los
vietnamitas) y en Bosnia da la sensación de no haber salido de la etapa del
victimismo recordando un tanto el estilo palestino. Son impresiones nuestras
muy subjetivas basadas en lo poquito que hemos visto.
Es muy cierto que hubo criminales
de guerra serbios que no merecen vivir pero también los hubo croatas y bosnios.
Tampoco olvidemos los bombardeos de la OTAN (con Solana a la cabeza) sobre
población civil en Belgrado. Ni a los yihadistas que llegaron desde el mundo
árabe (amparados por USA) para cometer brutales atrocidades sobre civiles
serbios y croatas. Fue una guerra de todos contra todos donde la limpieza
étnica fue un recurso utilizado en todos los bandos para aterrorizar a los
enemigos y despejar zonas a repoblar con los suyos. Un recurso que se lleva
utilizando desde hace miles de años por absolutamente todos las tribus, reinos,
imperios y países.
Para terminar quiero hacer una
reflexión. Todos nos horrorizamos con las masacres y decimos que cómo se puede
caer una y otra vez en guerras. La respuesta es clara, somos animales agresivos
que, ha falta de recursos biológicos (garras, tamaño, fuerza), hemos hecho de
esa agresividad nuestra mejor arma junto con la curiosidad. Sin ellas aún
estaríamos encaramados en las copas de los árboles o escondidos de los
depredadores en el fondo de una cueva. Esto es muy poco políticamente correcto
pero es como lo veo. Y quien se escandalice y se quiera poner bien puesto que
se imagine que haría si se formara a su alrededor una rebujina en la que o toma
partido y lucha o es arrasado.
Evidentemente esto no quiere
decir que no debamos avanzar y dejar atrás las guerras y matanzas, pero con los
pies en el suelo y siendo conscientes del mundo real.
Tu reflexión suena premonitoria. Un abrazo
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