Croacia es un país en el que se
mezclan las influencias centro europeas, eslavas y latinas. Se nota en sus
ciudades y en el aspecto variado de sus gentes. La costa Dálmata es una
maravilla. conduciendo de norte a sur por la carretera 8 no paras de
sorprenderte del paisaje espectacular que te acompaña. Eso sí, también te
acompañaran curvas, y un sin fin de pueblos, casas, urbanizaciones, carteles
ofreciendo apartamentos,… muy al estilo de lo que fue la Costa del Sol hace
años.
Lo que nos ha encantado es la
multitud de puertecitos y embarcaderos que jalonan toda la costa, parece como
si cada casita tuviera su amarre al lado de la puerta.
Muy bien también sus parques
nacionales y la cantidad de bosques que te rodean en muchos momentos. Naturaleza
en estado puro donde el agua y el verde toman protagonismo.
¿Algo negativo? Pues la falta de
cuidado en muchos lugares y la suciedad que ves por los bordes de las
carreteras. Y la gente es, cómo diríamos, un poquillo malage, bastante saboríos.
No todo el mundo, por supuesto. Los chavales de la tirolina eran geniales, el
camarero de Zadar, una que nos vendió tickets para un parque, una de las policías
de aduana… y para de contar. El resto parece que te hicieran un favor. Y destaca
también el rechazo que tienen hacia los euros y las tarjetas (aunque esto es más
normal por aquello de…).
Una cosa muy curiosa en este
aspecto es que al sacar dinero en un cajero acepté la conversión que me daba y
cuando me fijé vi que me había robado, literalmente. Cada vez que pagado con
tarjeta, y en otro cajero que saqué, me ha salido a 7.3 kunas por cada euro. Él
me dio 6.4. Lo peor de todo es que después nos dijeron que si no aceptas la
conversión te ofrece otra mejor ¡un cajero regateando! Lo nunca visto.
¿Merece la pena visitar Croacia? Sí,
mucho. Pero no esperes mucho buen rollo.
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