jueves, 3 de octubre de 2019

Bosnia, aquí estamos


Hoy tocaba entrar en Bosnia. Hemos salido de Dubrovnik en medio de un tormentón brutal jarreando agua como antiguamente. Incluso nos planteamos salirnos de la carretera y esperar a que pasara porque entre que no se veía nada, las balsas de la carretera y los desprendimientos (nos encontramos un pedazo de piedra del tamaño de una mesita de noche en mitad de la carretera) la cosa estaba changuilla. Al final seguimos y pasamos la frontera sin problema.

Ahí empieza el rock&roll. La carretera que une la costa y Croacia con Bosnia, y por lo tanto un eje importante, es un tanto “complicadilla”. Muy estrecha (a veces tienes que pararte al cruzarte con otro), firme en mal estado, sin pintar, sin señales, sin arcén, muchas curvas pata negra,… todo un prodigio de la ingeniería. El pobre GPS estaba temblando (en una ocasión nos hacía pasar por un senderito de cabras). Cuando voy por pistas buscando cuevas y rutas suele ser más fácil. Eso sí, aquí no he tenido que esquivar peajes.



Por el camino hemos visitado las cascadas de Kravica . Muy bonitas y dignas de ver. Y, sorprendentemente, hay señalización para llegar a ellas. A continuación hemos visitado Pocitelj , un pueblo musulmán medieval en el que destacan la mezquita y la fortaleza. En medio de la lluvia realmente parecía que estábamos siglos atrás. Para reponer nos hemos comido una parrillada que hasta me asusté cuando la vi venir. Era enorme.






Y la guinda del día la ha puesto el parking gratis que incluía el hostel que teníamos reservado. Se lo digo al tío y me dice que claro que sí, que espere un momento. Y va y quita el suyo de encima de la acera (como otros cientos en toda la calle que obligan a los peatones a andar por la carretera), empuja un contenedor de basura para hacerme sitio y me dice que aparque ahí. Con dos cojones je je je. Ha sido un auténtico viaje en el tiempo.

Álbum de Kravica y Pocitelj 

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