Hoy tocaba entrar en Bosnia. Hemos
salido de Dubrovnik en medio de un tormentón brutal jarreando agua como
antiguamente. Incluso nos planteamos salirnos de la carretera y esperar a que
pasara porque entre que no se veía nada, las balsas de la carretera y los
desprendimientos (nos encontramos un pedazo de piedra del tamaño de una mesita
de noche en mitad de la carretera) la cosa estaba changuilla. Al final seguimos
y pasamos la frontera sin problema.
Ahí empieza el rock&roll. La carretera
que une la costa y Croacia con Bosnia, y por lo tanto un eje importante, es un
tanto “complicadilla”. Muy estrecha (a veces tienes que pararte al cruzarte con
otro), firme en mal estado, sin pintar, sin señales, sin arcén, muchas curvas
pata negra,… todo un prodigio de la ingeniería. El pobre GPS estaba temblando (en
una ocasión nos hacía pasar por un senderito de cabras). Cuando voy por pistas
buscando cuevas y rutas suele ser más fácil. Eso sí, aquí no he tenido que
esquivar peajes.
Por el camino hemos visitado las
cascadas de Kravica . Muy bonitas y dignas de ver. Y, sorprendentemente, hay
señalización para llegar a ellas. A continuación hemos visitado Pocitelj , un
pueblo musulmán medieval en el que destacan la mezquita y la fortaleza. En medio
de la lluvia realmente parecía que estábamos siglos atrás. Para reponer nos
hemos comido una parrillada que hasta me asusté cuando la vi venir. Era enorme.
Y la guinda del día la ha puesto
el parking gratis que incluía el hostel que teníamos reservado. Se lo digo al tío
y me dice que claro que sí, que espere un momento. Y va y quita el suyo de
encima de la acera (como otros cientos en toda la calle que obligan a los
peatones a andar por la carretera), empuja un contenedor de basura para hacerme
sitio y me dice que aparque ahí. Con dos cojones je je je. Ha sido un auténtico
viaje en el tiempo.
Álbum de Kravica y Pocitelj
Álbum de Kravica y Pocitelj
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