Abandonamos Eslovenia hacia
Croacia por un pequeño paso fronterizo sobre el río Kolpa donde, por primera
vez nos encontramos una barrera y nos piden los pasaportes. Pasamos sin
problema y buscamos la carretera 23 que nos llevará, evitando peajes, hasta
Senj en la costa del Adriático. Y desde allí, también sin peajes, por la
carretera 8 hacia el sur hasta Zadar.
Muchas horas de coche a paso
tranquilo que se ven compensadas por la maravilla del paisaje de la costa
Dálmata con sus islas e islotes que nos acompañarán durante muchos kilómetros.
Dalmacia
Dalmacia
Una vez en Zadar damos un paseo
por la península que forma el centro de la ciudad. Bares en cada rincón y mucho
ambiente que, en cierto modo, nos recuerda al del casco antiguo de Tarifa. Para
rematar el día cenamos bastante bien en un jardín chulísimo y a buen precio
para el lugar y lo que comimos.
Eso sí, ahora tocar hacer cábalas
con el cambio de euros a kunas, pagar con tarjeta o efectivo, sacar de cajeros
con textos incomprensibles, … en fin, los gajes del oficio.
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