Una vez que hemos dejado atrás
Eslovenia es buen momento para resumir un poco, y sobre todo, comentar las
sensaciones que nos quedan.
Si tenemos que resumir el país
con una sola palabra esta sería “civilizado”. Desde que entras el primer día
esa es la sensación que respiras. Las carreteras son buenas, están bien
señalizadas todas. Cualquier ciudad, pueblo o aldeíta tiene sus indicaciones,
su carril bici, sus casas acabadas y con una imagen agradable. Se respira
seguridad, apenas hemos visto un policía, dejas el coche con cosas a la vista y
no lo ves peligroso. En ese aspecto nos recuerda bastante a Islandia.
Es también un país rural. Muchas
aldeas pequeñas, muchas granjas… pero muy distinto a lo que es el campo
andaluz. Aquí se ve un buen nivel de vida, no se “sufre” el campo, se disfruta.
Y hablando de campo tenemos que
fijarnos en la naturaleza. Bosques enormes y frondosos sin una puta alambrada
tipo campo de concentración que te corte el paso ni te anuncie “Coto privado de
caza”. Da la impresión que el campo aquí es de todos, no de el señorito de
turno. Como nota, curiosa hemos visto prados que parecían el césped cuidado de
un campo de golf pijo cuando realmente se trataba de zona salvaje.
También hay que destacar como
cuidan y respetan su historia, toda su historia. No sólo la que convenga en
cada momento al gobierno de turno.
No sabemos si será una buena
alimentación o el practicar mucho deporte pero a la gente se le nota en los
cuerpos. No es habitual, al contrario que en España, ver a gente desfondada
hasta la deformidad ni a otros arrastrándose entre colocón y colocón.
Es un país que se recorre
fácilmente en coche (su superficie es algo mayor que la de las provincias de
Cádiz y Málaga juntas) y tiene un nivel de precios similar al nuestro, quizás
una mijilla más barato (la gasolina por ejemplo). Eso sí, en las entradas a
atracciones turísticas han inflado bastante los precios con respecto a los de
la Guía Lonely Planet que manejo
¿Negativo? Por supuesto. Gente
seca. Ese idioma impronunciable, un otoño invernal que empieza cuando nosotros
sólo pensamos aún en playa. Y quizás un exceso de perfección que a alguien tan
anárquico como yo le hace sentir un poco de artificialidad.
Resumiendo, es un país en el que nos
quedaríamos a vivir muy a gusto durante un puñado de meses.
Eslovenia
No hay comentarios:
Publicar un comentario