domingo, 29 de septiembre de 2019

Eslovenia




Una vez que hemos dejado atrás Eslovenia es buen momento para resumir un poco, y sobre todo, comentar las sensaciones que nos quedan.

Si tenemos que resumir el país con una sola palabra esta sería “civilizado”. Desde que entras el primer día esa es la sensación que respiras. Las carreteras son buenas, están bien señalizadas todas. Cualquier ciudad, pueblo o aldeíta tiene sus indicaciones, su carril bici, sus casas acabadas y con una imagen agradable. Se respira seguridad, apenas hemos visto un policía, dejas el coche con cosas a la vista y no lo ves peligroso. En ese aspecto nos recuerda bastante a Islandia.


Es también un país rural. Muchas aldeas pequeñas, muchas granjas… pero muy distinto a lo que es el campo andaluz. Aquí se ve un buen nivel de vida, no se “sufre” el campo, se disfruta.

Y hablando de campo tenemos que fijarnos en la naturaleza. Bosques enormes y frondosos sin una puta alambrada tipo campo de concentración que te corte el paso ni te anuncie “Coto privado de caza”. Da la impresión que el campo aquí es de todos, no de el señorito de turno. Como nota, curiosa hemos visto prados que parecían el césped cuidado de un campo de golf pijo cuando realmente se trataba de zona salvaje.

También hay que destacar como cuidan y respetan su historia, toda su historia. No sólo la que convenga en cada momento al gobierno de turno.

No sabemos si será una buena alimentación o el practicar mucho deporte pero a la gente se le nota en los cuerpos. No es habitual, al contrario que en España, ver a gente desfondada hasta la deformidad ni a otros arrastrándose entre colocón y colocón.

Es un país que se recorre fácilmente en coche (su superficie es algo mayor que la de las provincias de Cádiz y Málaga juntas) y tiene un nivel de precios similar al nuestro, quizás una mijilla más barato (la gasolina por ejemplo). Eso sí, en las entradas a atracciones turísticas han inflado bastante los precios con respecto a los de la Guía Lonely Planet que manejo

¿Negativo? Por supuesto. Gente seca. Ese idioma impronunciable, un otoño invernal que empieza cuando nosotros sólo pensamos aún en playa. Y quizás un exceso de perfección que a alguien tan anárquico como yo le hace sentir un poco de artificialidad.

Resumiendo, es un país en el que nos quedaríamos a vivir muy a gusto durante un puñado de meses.


Eslovenia

No hay comentarios:

Publicar un comentario